En la sesión del día 26 de septiembre abordamos dos perspectivas que entran en conflicto en educación y el dilema de la diferencia desde la sistematización realizada por Brahm Norwich.
Las perspectivas que entran en conflicto son:
i) La perspectiva dominante, donde prima una lógica de identificación de aquellos/as alumnos/as que son diferentes y que requieren, de manera exclusiva, ayuda especial, idealmente en grupos homogéneos; además de la diferenciación entre ellos/as y los/as alumnos/as normales. Por otra parte, se tiene como base que los problemas tienen un origen en limitaciones personales del alumno/a.
ii) La perspectiva inclusiva, donde se entiende la diversidad del alumnado y se busca el reconocimiento de sus necesidades educativas, entendiendo que cualquiera puede presentarlas y requerir apoyo. Las dificultades que se presentan devienen de la interacción entre las características del alumno/a, las condiciones escolares y el currículo del establecimiento escolar. Se favorece la ayuda y apoyo a todo quien lo requiera y el profesorado asume un rol responsable del progreso del alumnado, recibiendo también sistemas de apoyo en esta línea.
La sistematización de Norwich del dilema de la diferencia devendría en tres grandes dilemas:
1) El dilema de la categorización, donde se establece que categorizar y reconocer la diferencia tiene tanto consecuencias favorables como desfavorables, y que lo prioritario es tomar conciencia de la diferencia y así de las necesidades de apoyo de los individuos.
2) El dilema del currículo, donde se generarían ventajas y desventajas según este sea común o diferenciado, implicando este último la reestructuración del sistema en torno a la diversidad y a las necesidades del alumnado, en lugar del ajuste de este al sistema.
3) El dilema de la localización, donde se generarían también ventajas y desventajas según la ubicación y segregación del alumnado en aulas comunes y aulas segregadas.
Del análisis de diversos casos surgen reflexiones en torno a los contenidos revisados. Entre estos, parece importante tener en consideración que hay formas posibles para palear algunas de las desventajas que traen consigo los dilemas. En el caso del dilema de la categorización, es de suma relevancia hacer la distinción entre diagnosticar o etiquetar, e identificar las necesidades de apoyo. Generar etiquetas no necesariamente orientaría el quehacer educativo, mientras que la identificación de las necesidades de apoyo sí, y estas, al ser universales, pueden ser abordadas desde la misma heterogeneidad del alumnado, diseñando estrategias que sirvan a todos/as, sin propiciar la estigmatización.
Surge la noción que, en ninguno de los casos se presentan por completo los principios de las perspectivas, sino que se presentan algunos, y en conjunto entre los de la perspectiva dominante y los de la perspectiva inclusiva. Esto daría luces que, en la práctica, lejos de ser dos perspectivas que funcionan de modo diametralmente opuesto, se presentaría una suerte de continuo entre ellas.
Un último elemento que llamó nuestra atención es que, principios que uno/a tendería a creer que traen consigo más grandes beneficios para el sujeto que dificultades, en algunos casos tenían a la larga consecuencias muy negativas. Esto puede ser explicado tanto porque, como bien se denominan, los dilemas implican que ante cualquiera de las posturas se presentarán ventajas y desventajas, y también porque hay ocasiones en que los principios pueden ser aplicados de modo incorrecto (malentendiendo la categorización como diagnóstico o etiquetamiento, por ejemplo, en lugar de identificación de necesidades educativas, como se mencionó anteriormente).
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