octubre 30, 2018

Ficha Bibliográfica 3 - El aprendizaje entre alumnos como apoyo a la inclusión; Durán, D.

Ficha 3 - Unidad 4
Autora: Carolina Benavides Díaz
Referencia
(formato APA)
Durán, D. (2009). Capítulo 6. El aprendizaje entre alumnos como apoyo a la inclusión. En C. Giné (Coord.), La educación inclusiva. De la exclusión a la plena participación de todo el alumnado (pp. 95-109). Barcelona: Horsori.
Síntesis y principales conclusiones:






El autor del capítulo caracteriza los procesos de aprendizaje cooperativo (AC), para ello desglosa el texto en cinco apartados, los dos primeros en una línea más teórica: i) repaso de los vínculos entre inclusión y aprendizaje entre alumnos/as, ii) revisión sistemática de investigaciones en torno a la efectividad del aprendizaje entre iguales en alumnos/as "vulnerables". Por otro lado, desde una perspectiva aplicada, los apartados restantes corresponden a: iii) las condiciones y valores para la construcción de aulas inclusivas y cooperativas, iv) las características de las ayudas mutuas, y v) la movilización de la capacidad de enseñar mediante métodos cooperativos.
En el primer apartado el autor propone el AC como una estrategia primaria para la inclusión, entendiendo que para esta es necesario crear comunidades en las que todos/as se sientan reconocidos/as y tengan las mismas oportunidades.
El AC acerca la inclusión puesto que requiere la diversidad intragrupo, aprovechando de la mejor manera posible las diferencias de sus miembros. Se ha evidenciado que estas metodologías son positivas para todos/as los/as alumnos/as y se consideran una herramienta eficaz para la aceptación de la "discapacidad", la educación intercultural y la prevención del acoso escolar. Además, permiten a los/as alumnos/as experimentar cómo el aprendizaje es facilitado por las ayudas mutuas y ser conscientes de la posibilidad de cooperar.
En este contexto, Durán hace una revisión de la evidencia sobre la efectividad del AC como apoyo inclusivo en alumnos/as "vulnerables". En general, se evidencia que fomentar la cooperación y el aprendizaje entre iguales, cuando se forma y guía al alumnado en sus roles, tiene grandes beneficios en el ámbito académico, socioemocional y en sus relaciones interpersonales. Prácticas como las tutorías entre iguales tienen un efecto positivo en el tutor y el tutorado, y en los demás agentes educativos, siendo un buen mecanismo para incrementar la participación y el aprendizaje de alumnos/as con "discapacidad" en el aula.
En una línea más aplicada, el autor estima que el primer paso para la inclusión es la creación de un contexto apropiado para la participación social y la cooperación. Así, reconoce seis factores que favorecen este contexto: i) asegurar la presencia de los/as alumnos/as en espacios comunes, propiciando sus interacciones; ii) un clima positivo, donde las diferencias son reconocidas y los prejuicios superados mediante el conocimiento y experiencias conjuntas; iii) motivación para la interacción, mediando las dificultades que se puedan presentar; iv) potenciar el logro académico y v) propiciar el desarrollo de competencias sociales y de interacción, de modo que no influyan en la confianza para relacionarse; y vi) cuidar el mantenimiento y generalización de las relaciones, sin limitarlas a contextos aislados.
Se destaca que se debe propiciar el sentido del aula como comunidad, donde se genere un sentimiento de cooperación, pertenencia e implicancia del grupo; además de la comunicación abierta, para que los/as alumnos/as se sientan capaces de hablar con sinceridad y buscar ayuda en los/as demás. Las ayudas siempre deben estar disponibles, siendo clave que todos/as puedan enseñar a otros/as y aprender de otros/as
Por otro lado, Durán reconoce la necesidad de un cambio en la concepción social de las interacciones de ayuda. Para posicionar las ayudas como un elemento central, el autor propone que deben considerarse como un acto de empatía y no de lástima y/o un deber, deben recíprocas, destacando las capacidades de todos/as e impidiendo la generalización de la "discapacidad". Es fundamental no forzar la amistad, sino propiciar condiciones naturales para que, en caso de darse, pueda florecer. Es necesario generar consciencia en los alumnos/as que el proceso de enseñar es una buena manera de aprender.
En el último apartado, el autor establece que aquello que transforma el trabajo en grupo en trabajo cooperativo es el cumplimiento de las condiciones de i) interdependencia positiva, que implica que el éxito de los miembros está vinculado al del equipo y viceversa; y de ii) responsabilidad individual, que implica asegurar los aportes de todos/as.
A modo de conclusión, Durán caracteriza el AC como el aprender a gestionar las interacciones de los/as alumnos/as de modo tal que se conviertan en oportunidades de aprendizaje. Reconoce como un reto importante para los docentes aprender a compartir su capacidad mediadora, de enseñar, con los/as alumnos/as, en pos de concientizarlos sobre que pueden aprender en los procesos de enseñanza. Esto en pos de generar aulas donde quienes presenten mayores necesidades sean atendidos/as, bien recibidos/as y tengan oportunidades efectivas de aprender.
Breve comentario:





Este capítulo aporta a profundizar en el conocimiento de metodologías que son favorables para una educación inclusiva, y a aterrizar el conocimiento correspondiente a líneas teóricas que hemos revisado en cátedra, a prácticas concretas en aulas y establecimientos. Además, estas prácticas se posicionan como algo muy positivo, destacando sus resultados en variadas investigaciones. Ahondar en las metodologías de trabajo con las personas que forman parte de las comunidades educativas resulta fundamental para su implementación auténtica.
Citas textuales:
(útiles para ser recogidas en informes y publicaciones)








“El aprendizaje cooperativo (…) necesita de la diversidad. Es gracias a que los participantes de los equipos son diferentes que se pueden ofrecer ayudas para aprender.“ (p. 96).
“La promoción y el uso de formas de aprendizaje entre iguales es positiva para todos los alumnos, pues todos ellos necesitan participar y aprender en un entorno que reconozca sus capacidades y atienda a sus necesidades.” (p. 97).
“el aula convertida en una comunidad de aprendices, aunando inclusión y aprendizaje entre iguales, permite crear un microcosmos de lo que puede ser una sociedad más justa y democrática, que valora a todos.” (p. 97).
“si conseguimos que los alumnos se den cuenta de que cuando enseñan algo a otro compañero es cuando mejor lo aprenden, habremos construido un aula donde los alumnos con más dificultades serán bienvenidos” (p. 106).
*Los términos que hacen alusión a alumnos/as vulnerables y/o discapacitados o con discapacidad son utilizados en función de la manera en que el autor los aborda en su texto.

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